La importancia de una buena nutrición antes de los 5 años
¿Por qué es importante la nutrición en la primera infancia?
Favorece el desarrollo cerebral
El cerebro de un niño crece rápidamente durante los primeros cinco años, alcanzando aproximadamente el 90% de su desarrollo total antes del kinder. Nutrientes como los ácidos grasos omega-3, el hierro, el zinc y las vitaminas B6 y B12 son esenciales para la función cognitiva, la memoria y la concentración. Una mala alimentación en esta etapa puede provocar dificultades de aprendizaje y retrasos en el desarrollo.
Fortalece el sistema inmunológico
Los niños pequeños son más vulnerables a infecciones y enfermedades. Una dieta equilibrada con vitaminas A, C, D y E, junto con zinc y proteínas, ayuda a fortalecer el sistema inmunológico y a prevenir enfermedades. Los niños desnutridos tienen mayor riesgo de sufrir enfermedades frecuentes y tiempos de recuperación más largos.
Apoya el crecimiento físico
Durante los primeros cinco años, los niños crecen rápidamente en estatura y peso. Nutrientes como el calcio, la vitamina D y las proteínas son esenciales para fortalecer los huesos y los músculos. Sin una nutrición adecuada, los niños pueden experimentar retraso en el crecimiento o huesos más débiles, aumentando el riesgo de fracturas y otros problemas de salud en el futuro.
Ayuda a establecer hábitos alimenticios saludables
Los hábitos alimenticios que los niños desarrollan desde pequeños suelen continuar en la adultez. Introducir una variedad de alimentos saludables a una edad temprana les ayuda a desarrollar una preferencia por una alimentación equilibrada. Por el contrario, el consumo frecuente de alimentos procesados y azucarados puede generar malos hábitos alimenticios y aumentar el riesgo de obesidad y enfermedades relacionadas.
Previene deficiencias nutricionales
Los niños que no reciben los nutrientes esenciales pueden sufrir deficiencias que afectan su desarrollo. Algunas deficiencias comunes en la infancia incluyen:
- Deficiencia de hierro: puede causar anemia, fatiga y dificultad para concentrarse.
- Deficiencia de vitamina D: afecta el crecimiento óseo y aumenta el riesgo de raquitismo.
- Deficiencia de calcio: sebilita los huesos y los dientes.
- Deficiencia de omega-3: impacta la función cerebral y la capacidad de aprendizaje.